Bienvenidos a la literatura 20, donde cada cual puede ser su Cervantes digital con solo un clic. La era de internet ha revolucionado el arte de contar historias, abriendo un universo de opciones para difundir sin tener que suplicarle a una editorial. Interfaces como Amazon te lanzan al estrellato de la autopublicación, donde el único límite es tu imaginación (y quizás tu manejo de la ortografía).
Pero, ojo, que el cielo digital está anubarrado con el contenido publicitario literario y la rivalidad feroz por capturar lectores. Aún de este modo, la literatura digital nos da pasaporte a mundos donde el lector decide el rumbo de la historia, explorando laberintos de hiperficción y hiperpoesía que desafían la cabeza .
Si bien devoramos contenidos escritos en pantallas de todo género, esto no ha enterrado al libro impreso, sino ha añadido una cubierta extra a la experiencia de lectura. Y sí, puede que nuestra paciencia para sumergirnos en novelas épicas esté en riesgo por la distracción incesante de las alertas, pero la era digital también nos ha tejido en comunidades lectoras globales, donde compartimos, discutimos y creamos juntos. Así que, aunque la manera cambie, la pasión por las historias sigue más viva que jamás .